Google no es Dios

Hace unos días, Andreas Schleicher, director del informe PISA, aseguraba que el conocimiento ya no es útil“porque el conocimiento está en Google”. Si bien es cierto que cualquier duda que tengamos la podemos resolver gracias al famoso buscador, también es indiscutible que el exceso de información no siempre es positivo.

La información no se almacena en nuestro cerebro, sino en Google

Hace unos años, la saturación informativa era proactiva, es decir, nos lanzaban mensajes e historias sin ningún tipo de control para conseguir que viviéramos despistados de la realidad; era muy difícil reaccionar frente a un hecho importante. Esa etapa ha sido ya superada y ahora sólo recibimos los mensajes que “alguien” considera que son oportunos para nuestra conciencia o para salvar nuestras necesidades de conocer el entorno.

Sin embargo, nuestro cerebro sabe que “todo el contenido intelectual que necesitamos controlar” ya no se guarda en el hemisferio izquierdo del cerebro, ni en el derecho, sino en Google.

El hombre se encuentra en constante evolución y, de la misma manera que antes guardaba el fuego hasta que inventó el mechero, ahora no guarda datos en el cerebro. No es algo por lo que tengamos que preocuparnos –es parte de la naturaleza humana-, pero lo que sí debemos hacer es aprender a separar la paja del trigo y ser conscientes de que Google no siempre guarda la realidad de la historia.

Famosas son, por ejemplo, las fotografías falsas que han circulado en ocasiones por la red, que han alimentado debates en las cafeterías de todo el mundo, y sobre las que se sigue argumentando si son ciertas o falsas. O mucho peor aún, noticias que aparecen en medios de confianza pero cuyos periodistas no han contrastado la fuente de la que recogen la noticia.

Por ejemplo, aquella que nos sorprendía hace aproximadamente un año y que venía a decir que un hombre había sido expulsado de Arabia Saudí por guapo o, peor aún, ya que causó incluso un incidente diplomático entre España y Venezuela, la publicación de la foto de un Hugo Chávez moribundo en El País… una foto que tenía años pero que se publicó como de la más reciente actualidad.

Y todo esto sin necesidad de nombrar los troyanos que se incluyen en noticias de acontecimientos importantes y que se posicionan muy bien en el buscador para conseguir infectar a miles de usuarios, que hacen clic sin conocer la fuente de la que proviene la noticia. El último caso tenía como protagonista indirecto al futbolista del Barça, Neymar, cuando la verdadera estrella de la noticia era un virus que robaba las contraseñas de acceso al banco de los usuarios que pinchaban sobre el enlace malicioso.

También Google nos devuelve información un tanto curiosa que se da como cierta aunque claramente no lo es. Desde los famosos experimentos para ir a nado de Bilbao a Nueva York hasta el más reciente, en el que se nombraba Adolf Hitler a una conocida plaza de Berlín.

En definitiva, Google es una herramienta para el conocimiento, pero la capacidad de discernimiento sigue estando, y lo estará por mucho tiempo, en el cerebro de cada persona.

 

Imagen de portada de 377053 en Pixabay.

Imagen de interior de Niek Verlaan en Pixabay.